Irina Ionesco, condenada por las fotos de su hija desnuda
El acto de fotografiar a otros puede tener graves consecuencias, y ahí están las continuas demandas por uso indebido de imagen para demostrarlo. Pero nada es comparable al revés sufrido por Irina Ionesco. La fotógrafa francesa de ascendencia rumana, de 76 años, fue llevada a los tribunales por su hija, la actriz y directora de cine Eva Ionesco. Eva exigió ante el tribunal que su madre la indemnizara por los años que pasó enque la fotografiaron, aún niña, como si fuera adulta, en poses provocativas y mostrando su desnudez.
Ver también: Modelos: el secreto de la pose es la confianzaSegún el juez del caso, Irina tendrá que pagar a su hija 10.000 euros (27.600 reales) por daños morales, y también entregar gran parte de los negativos de las fotos en las que aparece como modelo.
Eva, de 46 años, declaró al periódico Le Monde Dice que nunca tuvo una buena relación con su madre, que la obligaba a posar "al borde de lo pornográfico" desde los cuatro años, tres veces por semana, hasta los doce, a cambio de vestidos, "y, sobre todo, no la veía [si no posaba]".
La actriz expuso esta relación en la película titulada Mi princesita, que dirigió en 2011 y que aún no se ha estrenado en Brasil (ver tráiler más abajo).
La cantidad estipulada en el juicio era menos de la mitad de lo que pedía la hija, que también exigió que se prohibiera a Irina utilizar las imágenes, pero el tribunal denegó esta petición.
Ver también: Un documental narra la historia de la leyenda de la fotografía Dorothea LangeLa controvertida serie se realizó en las décadas de 1970 y 1980 y fue la responsable de la notoriedad de la obra del fotógrafo, cuya marca de fábrica son los retratos femeninos cargados de erotismo. Algunas fotos se publicaron en el libro Elogios de Ma fill en 1975.
A principios de este año, la Casa do Saber (Casa del Saber), en Río de Janeiro, expuso el La invención de lo femenino Según la comisaria de la exposición, Betch Cleinman, que era amiga de la fotógrafa, Irina dejó de fotografiar a Eva en cuanto su hija entró en la adolescencia, ya que habría perdido la esencia infantil que atraía su mirada, porque dejó de ser su "princesita", como ella la llamaba.
Irina se hizo famosa por sus retratos burlescos y sensuales